Cuidado!....Edificio en guerra!

Desde que me mudé a este edificio -hace ya muchos, muuuuchos años- cada cierto tiempo hay alguna polémica: que el administrador se roba la plata, que tal vecina es prostituta, que los dueños de los estacionamientos son mafiosos, etc. De hecho -y mi primo Jani es testigo- una vez estuvimos como un mes recibiendo circulares de odio entre el antiguo administrador y un sector de los propietarios, que -al parecer- no tienen otra cosa que hacer que vigilar qué hace tal o cual vecino, todo el puto día. Muchos vecinos, ya colmados con todos los dimes y te diretes, se mudaron en busca de la esquiva bonita vecindad. Como para mí mudarme nunca ha sido una opción, he soportado con paciencia de monje zen todo el desbande.

Recuerdo patente la primera -y única- reunión de propietarios a la que asistí. Todo era calma, hasta que una señora -creo que era presidenta de la junta- trató de prostituta ladrona a otra vecina. Casi se agarran de las mechas. Luego del incidente, vino la calma. Cambiaron al administrador y la prostituta ladrona agarró sus pilchas y se retiró indignada de su depto.

Hoy, luego de casi dos años de paz, volví a recibir las benditas circulares. Esta vez se trata de las quejas de los vecinos del 2º piso, hartos de recibir toda la mugre que cae desde los pisos superiores a sus considerablemente más grandes terrazas. Acusan recibo de papeles, cigarros, botellas plásticas, toallas higiénicas...y hasta condones!. Increíble. He sido testigo de muchas de las tonteras que mencionan como caídas (a mí se me escapó una vez una funda de almohada), pero lo más insólito sucedió cuando, mientras estudiaba, ví como caía un ventilador...sí, un ventilador. Desde entonces, cada vez que ingreso al edificio, miro al cielo rezando para no morir en el intento.